La Casa de las Américas despide con profundo dolor al maestro colombiano Santiago García, un hombre íntegro y sabio, un artista humanista y revolucionario, lúcido y soñador, generoso y sencillo desde su grandeza. Se consagró a la creación teatral, para indagar a través de las imágenes y la belleza, de la gracia y la alegría, en las esencias de nuestros pueblos, en sus memorias y en sus luchas.
Actor, director y dramaturgo, fundador y líder del Teatro La Candelaria, guía de extraordinarias obras de creación colectiva o autoría individual, fue un pensador activo que supo conjugar la teoría del arte con muy diversos saberes en función de renovar permanentemente la práctica artística, y de transmitir con generosidad sus experiencias.
Amigo incondicional de Cuba y de la Revolución, de lo que nos dio sobradas muestras a lo largo de su vida, nos regaló de muchas maneras su energía y su talento. El teatro de Latinoamérica está de luto. Pero la impronta y el magisterio de Santiago García le sobreviven en la vocación transformadora de su legado. Va nuestro abrazo solidario a su hija Catalina, a Patricia Ariza y al Teatro La Candelaria.
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