INTERVENCIÓN EN EL IV ENCUENTRO REGIONAL DE CUBANOS RESIDENTES EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE 18 de Octubre 2019

por Abel Prieto

-Quiero en primer lugar agradecer a los organizadores de este encuentro que me hayan invitado a intercambiar con ustedes. Tuve el privilegio de haber participado en aquel evento que se llamó “Nación y Emigración”, en 1994, y guardo recuerdos muy estimulantes de los debates que se dieron allí.

-Cada vez que he tenido que viajar al extranjero, he procurado dialogar con cubanos residentes en el exterior (en particular con los del sector de la cultura) y siempre verifico que, en la mayoría abrumadora de los casos, han sabido conservar los sentimientos patrios de una manera muy honda y genuina, y cómo viven pendientes de lo que pasa en Cuba, siempre ansiosos por ayudar, por defenderla de traiciones, mentiras y enemigos.

-En Cuba y en América Latina estamos viviendo un momento muy peligroso, muy tenso, cargado de amenazas; y estoy seguro de que los cubanos residentes en la región pueden prestar un respaldo trascendente en la defensa de la soberanía y de la integridad de nuestra patria, en la lucha contra un bloqueo que se ha venido reforzando con extrema crueldad, y también contra la pretensión de revivir la Doctrina Monroe para regresar a Nuestra América a la humillante condición de patio trasero de EEUU. Todos los cubanos patriotas pueden hacer valiosas contribuciones a la defensa de conceptos generales que tienen que ver con aquel “equilibrio del mundo” de que habló Martí, es decir, del principio de no intervención en los asuntos internos de los países, del multilateralismo, de la solución pacífica de los conflictos entre naciones, de todos aquellos pilares básicos sobre los que se fundó (después de la 2da Guerra Mundial) la Organización de Naciones Unidas.  

-Salvo excepciones, los cubanos, vivan donde vivan, llevan consigo a Cuba a todas partes, con orgullo, con honor. No se trata solo de nuestro estilo único, singularísimo, inimitable, de instalarnos en el mundo, de vivir intensamente nuestra música, nuestra cultura, la espiritualidad mestiza que nos vino desde distintas regiones de España, de África, de China. No es solo el célebre “choteo” y el rechazo a los rituales y a la retórica.

-Lo que llevamos a todas partes no es la cubanidad externa; sino lo que Fernando Ortiz llamó “la cubanía”, que tiene que ver con “la conciencia de ser cubano y la voluntad de quererlo ser”, con “esa plenitud de identificación consciente y ética con lo cubano”, con la “cubanidad plena, sentida, consciente y deseada” (“Los factores humanos de la cubanidad”, 1949).

-La voz de los cubanos patriotas, la voz de los portadores de la cubanía, vivan donde vivan, se ha alzado muchas veces en defensa de la Revolución y se seguirá alzando, sin duda alguna, para denunciar la oleada de calumnias que pretende justificar el empeño de asfixiar nuestra economía, de paralizar el país, de hacer más y más difícil la vida cotidiana de nuestra gente, de promover la subversión interna y la división entre pueblo y gobierno.

-Hoy las redes sociales, que han sido utilizadas para manipular procesos electorales, para exaltar a candidatos de la ultraderecha y denigrar a líderes progresistas, para hacer circular las llamadas noticias falsas o fake news y (en el caso específico nuestro) bajezas incalificables contra el gobierno revolucionario, son también un arma eficaz de promoción de nuestras ideas y nuestros valores.  

-En la pasada sesión de la Asamblea Nacional, cuando elegimos al Presidente y al Vicepresidente de la República, al Presidente, Vicepresidenta y Secretario de la Asamblea y del Consejo de Estado y a los demás miembros de ese órgano, el cro Díaz-Canel explicó cómo pudimos vencer la dificilísima situación de septiembre, a partir de la persecución por los EEUU de gobiernos, compañías navieras, entidades aseguradoras, barcos, que debían traer al país el petróleo ya comprado. Con este acoso, la política de bloqueo ha llegado a límites inéditos hasta ahora.

-El Presidente Díaz-Canel dijo que la victoria sobre este plan tan diabólico se logró gracias a la comprensión y a la cooperación de todos, ministerios, empresas, cuentapropistas, y en particular del pueblo. No hubo apagones; no se detuvieron los principales programas que se vienen impulsando; predominó la solidaridad, el concepto de “pensar como país”, una actitud por encima de las “fincas”, de los “feudos”, que nos permitió salir airosos de esta nueva agresión de los yanquis.

-Para nuestros enemigos tiene que resultar muy amargo que hoy tengamos un Presidente tan querido y tan seguido por el pueblo como Díaz-Canel. Y que, con él, con Díaz-Canel, haya tantos dirigentes jóvenes en puestos clave, gente vinculada permanentemente a la base, gente, como ha repetido Raúl, “con los oídos pegados a la tierra”.

-Ustedes saben que hubo un momento en que los yanquis comprendieron que no iban a poder derrotar a Fidel y empezaron a hablar de la “solución biológica”, es decir, de la muerte de Fidel como paso previo a la liquidación del proceso revolucionario. Recuerdo que el propio Fidel comentó en un Consejo Nacional de la UNEAC que EEUU había desclasificado un plan “para impedir la sucesión de Castro”. Dijo, riéndose, “aquí no lo dejan a uno ni morirse tranquilo”. Y, ya ustedes ven, Fidel, enfermo, renunció a sus cargos y se retiró, aunque siguió entregándonos sus agudísimas “Reflexiones”; Raúl pasó a encabezar el Partido y el Gobierno y emprendió la actualización del modelo económico (una empresa de gran audacia); y luego Díaz-Canel ha pasado a ser el Presidente de la República. Y, como ustedes saben muy bien, Díaz-Canel es la figura más visible de un proceso que Fidel y Raúl iniciaron hace mucho tiempo: “la transición no traumática a las nuevas generaciones de los puestos clave en el Partido y el Gobierno”.

-Es decir, “la solución biológica” fracasó, y eso es un triunfo de Fidel, de Raúl, de la generación histórica. Este traspaso generacional, esta continuidad que tanto reitera Díaz-Canel, hace rabiar al núcleo de batistianos y descendientes de batistianos de Miami, los eternos derrotados. (Recuerden aquel acto de Trump en Miami, con los veteranos de la Brigada 2506, con toda esa gente resentida, llena de odio y de deseos de venganza. Allí Trump les prometió que EEUU tenía que volver a Cuba y terminar el trabajo que había quedado inconcluso en abril de 1961. Son vergonzosas todas esas fanfarronadas, toda esa bravuconería, muy propia de los cowboys de las películas.)

-Ante esa arrogancia imperial, ante ese estilo amenazador tan insultante, los cubanos patriotas, los que vivimos en Cuba y los que viven en cualquier otro país, incluso en los EEUU, reaccionamos uniéndonos más, apelando a nuestros principios, a nuestra historia, a nuestros ideales, desde aquellos que inspiraron a Céspedes en la Demajagua, a los que combatieron en Girón y en la lucha contra bandidos, a los que hoy se concentran día a día en las dos prioridades que señaló Raúl para este momento: la defensa y la economía.

-La cultura es otro campo donde tenemos que trabajar muy duro. Recuerdo un mensaje que envió Raúl a la UNEAC en el aniversario 55 de la organización: hablaba de las dos amenazas principales que enfrentan nuestros creadores, los proyectos de subversión interna y la oleada colonizadora global, lo que Frei Betto llama globo-colonización.

-Dentro de unas horas, el 20 de octubre, todos los cubanos estaremos celebrando el Día de la Cultura Nacional. No es un azar que se haya escogido la fecha en que se entonó por primera vez, en Bayamo, nuestro Himno Nacional; porque, como decía el propio Fernando Ortiz, “la cultura es la patria”. Y Fidel diría, en los momentos más difíciles del Período Especial, en una reunión de la UNEAC, “La cultura es lo primero que hay que salvar”.

-Si permitiéramos que el Imperio nos absorbiera espiritualmente, si dejáramos que la cultura cubana fuera arrasada por la industria hegemónica del entretenimiento, si termináramos colonizados de nuevo y asumiéramos los símbolos imperiales en lugar de los nuestros, serían barridos al propio tiempo, sin ninguna duda, los propios fundamentos de la nación cubana.

-No podemos olvidar nunca que durante la República neocolonial nacida en 1902 se desplegó una ofensiva cultural aplastante para lograr la yanquización de la Isla. Cuba fue desde principios del siglo XX una especie de laboratorio de absorción cultural. Durante la 1ª intervención americana, se hizo un cursillo especial en la Universidad de Harvard para maestros de las escuelas públicas cubanas, donde recibían asignaturas muy sospechosas, como historia de los EEUU, con un realce particular de su destino mesiánico, de cómo habían sido nuestros salvadores (refiriéndose a la oportunista intervención en 1898 en nuestra guerra de independencia), etc., etc. Toda una operación de lavado de cerebros, que fracasó, como la vida lo demostraría después.  

-En la Isla se doblaban al castellano las series televisivas estadounidenses y se traducían e imprimían las principales revistas destinadas por el Imperio a inundar su traspatio latinoamericano. La televisión, con programas al estilo yanqui, se desarrolló vertiginosamente. Hubo inclusive televisión a color, en 1958, mucho antes que en Europa. Hollywood imperó en la Cuba prerrevolucionaria con toda su capacidad de fascinación.

-Con pocas y honrosas excepciones, la burguesía cubana carecía del más mínimo sentimiento nacionalista, enviaba a sus hijos a estudiar a colegios y universidades norteamericanas y copiaba los patrones de vida yanquis. Mirando todo el tiempo hacia el Norte, la oligarquía de la Isla no se sentía latinoamericana, ni mucho menos caribeña.  Existía una visión totalmente racista de la espiritualidad de origen africano. En este punto el clero católico, que era franquista mayoritariamente y muy reaccionario, desempeñó un papel determinante.

-Fueron los protagonistas anónimos de la poderosa cultura popular cubana, la gente de pueblo, los maestros de la escuela pública y una vanguardia anticolonialista de intelectuales quienes hicieron resistencia a la yanquización espiritual del país.

-No pudieron lograr la anexión espiritual de Cuba. Ni podrán lograrlo.

-Hoy, sin embargo, tenemos que reconocer la evidente contaminación en nuestro país proveniente de esa multimillonaria industria. Es algo que estamos tratando de frenar por dos vías: fomentando una mirada crítica y ofreciendo alternativas legítimas de disfrute estético. Tratamos de articular todas las fuerzas educativas y culturales de que disponemos, maestros, instructores de arte, creadores, bibliotecarios, promotores, instituciones culturales y medios masivos de difusión (los tradicionales y las propias redes sociales), para crear masivamente lo que pudiéramos llamar un “espectador crítico” (para usar el título de un programa de TV de Magda Resik), es decir, para que nuestra población se enfrente al consumo cultural con los instrumentos básicos necesarios, para que sepa diferenciar qué vale o no la pena en el diluvio de productos culturales o seudoculturales en que vivimos. 

-Somos asaltados cotidianamente por una avalancha de subproductos culturales, cuyos propósitos básicos son al parecer vender y divertir; aunque es evidente que traen consigo de modo explícito o muy sutil una carga de valores muy dañinos, violencia, racismo, exaltación de la imagen y los hábitos de los colonizadores, una competitividad feroz, la promoción de la ley del más fuerte.

-La industria hegemónica del entretenimiento tergiversa la historia o la disuelve en una amnesia inducida. Promueve la desarticulación del pensamiento, de la capacidad de atención, y el trastorno absoluto de las jerarquías culturales al integrarlas en un amasijo donde se entremezclan los creadores imprescindibles con otros de muy baja calidad.  

-El entretenimiento ha sido colocado en un trono incuestionable. Es el rey supremo. El valor principal. Sólo él le otorga significado a la producción cultural hegemónica. Se trata además de un entretenimiento vacío de sentido, asociado a la frivolidad más absoluta, al rechazo del más mínimo ejercicio intelectual, al voyerismo implícito en los realitys shows, al morbo, y en las distintas plataformas donde se fabrican los llamados “famosos” y se cuentan chismes sobre ellos. La fama es un valor en sí mismo. no importa su signo. Se sustituye la verdadera sensibilidad por el melodrama y la sensiblería.

-Junto a esta “oleada colonizadora global”, nos amenaza el otro peligro que mencionaba Raúl en su mensaje a la UNEAC: los proyectos de subversión interna. El hecho es que EEUU destina millones de dólares a financiar becas, publicaciones, premios, para construir (a través de la Web y de las redes sociales) la imagen de una Cuba sin conexión con sus raíces y con los referentes revolucionarios. Una Cuba habitada por apolíticos, resentidos y nuevos ricos, donde es imposible encontrar la realidad de nuestro país. La intención es desmoralizar, desmovilizar, dividir, ridiculizar a la institucionalidad revolucionaria y a los esfuerzos por salir adelante.

-Por otra parte, la guerra cultural que enfrentamos tiene que ver con el presente y el futuro de Cuba. Y también con el pasado. Se está promoviendo una relectura de derecha del siglo XX cubano y en particular de la historia del proceso revolucionario.

-Ahora hay una tendencia muy fuerte a levantar la imagen nostálgica de la Habana de los años 50, con su rostro glamuroso para los turistas, casinos, deslumbrantes espectáculos de cabaret y edificios modernos. Por supuesto, no se habla del rostro oculto de la ciudad, de los jóvenes asesinados por la tiranía, de los indigentes, de los niños sin escuelas ni atención médica, del desamparo de tanta gente en torno a las luces y al lujo.  

-La mafia de EEUU había elaborado un proyecto muy lucrativo y depredador para nuestra capital, coordinado con Batista y empresarios cubanos y estadounidenses: construir una serie de hoteles y casinos a lo largo de todo el malecón, a lo largo de toda la costa norte, que llegaría hasta la playa de Varadero. Cuando triunfa la Revolución, el plan se frustra, y todas las inversiones de empresarios y mafiosos se trasladan para Las Vegas. El auge de Las Vegas como “ciudad del pecado” se debe a la victoria de los guerrilleros de la Sierra Maestra.

-La guerra cultural que libramos implica defender nuestra historia y nuestra identidad, que, aunque cuenta con un núcleo duro, resistente, vinculado a la cubanía, no puede concebirse como algo inmóvil y definitivamente fijado, sino como un proceso que se enriquece continuamente.

-Los cubanos patriotas que residen fuera de la Isla son defensores permanentes y muy tenaces de nuestra cultura y de nuestra identidad. Es una vía indispensable para hacerse acompañar cotidianamente por Cuba, por su carga espiritual, por su fluido vivificador, por el componente solidario y de rechazo a la injusticia que la caracteriza. De hecho, nuestras embajadas organizan tradicionalmente sus celebraciones del 20 de octubre con el respaldo de los artistas cubanos residentes en los distintos países.

-Hay que recordar siempre, además, aquella tesis insustituible de Fidel al definir la cultura como “escudo y espada de la nación”. Escudo, es obvio, porque protege nuestro patrimonio espiritual, nuestra memoria, nuestras tradiciones y valores. Espada, porque puede hacer llegar muy lejos la voz y la verdad de Cuba.

-La cultura llega muchas veces a sitios y a personas adonde no tiene acceso el discurso político. La cultura es el mejor antídoto contra los estereotipos. Y la fabricación de estereotipos contra Cuba ha sido una misión permanente de los laboratorios yanquis. De estas caricaturas se nutre el racismo, el odio, la intolerancia fascista, rasgos que muchas veces encontramos en las redes sociales.

-Recuerdo que hubo un programa universitario en EEUU llamado “Semestre en el mar” (quizás existe todavía, no sé). Consistía en un crucero para estudiantes, con propósitos docentes, que empezó a incluir a Cuba en su itinerario. Fidel orientó que se le diera todo el apoyo al curso y a su interés de que los estudiantes entraran en contacto con jóvenes cubanos, que visitaran la Universidad de Habana y otros lugares, que hablaran con la gente. Al final, el propio Fidel se reunía con los profesores y estudiantes americanos en el Palacio de las Convenciones y los invitaba a hacer cualquier pregunta que quisieran. Ustedes pueden imaginarse los resultados de estos intercambios. Los jóvenes de EEUU, cuando eran entrevistados por nuestra prensa, confesaban que tenían una imagen absolutamente distorsionada de la realidad cubana. Les habían inculcado la caricatura de una sociedad militarizada, fanática, ruinosa, integrada por robots, y se habían topado con la explosión de fe en la vida y de emancipación humana propia de la cubanía. Regresaban al crucero tan impactados por el país, por su pueblo, por Fidel, que el gobierno yanqui suspendió la experiencia. Así han terminado todos los proyectos del famoso contacto “pueblo-a-pueblo”, donde supuestamente los portadores del american way of life iban a influir sobre nuestra población, y, en realidad, lo que pasaba era exactamente lo contrario.

-Todos ustedes conocen muy bien la realidad cubana y el cúmulo de absurdos que se dicen sobre nuestro país. En el combate contra esos estereotipos (que serían ridículos si no hicieran tanto daño) ustedes pueden desempeñar un papel de mucha importancia. Tenemos una ventaja que no es pequeña: la verdad está de nuestro lado. No necesitamos acudir a fake news para defender a Cuba. Basta con la verdad.

-No hay que negar que tenemos problemas y dificultades. Son fruto a veces de nuestros errores, de la burocracia, de la incapacidad, que son distorsiones que se están combatiendo con la mayor exigencia. Pero la inmensa mayoría de esos problemas, como todos sabemos, son provocados por la guerra económica incesante, implacable, que nos hace la mayor potencia del planeta. Pero hay otros problemas, lamentablemente extendidos por el mundo, que no tenemos en Cuba. No hay en Cuba delincuencia organizada ni redes de narcotraficantes ni de tráfico de órganos ni de armas ni de personas. No hay tiroteos masivos (como los que vemos que ocurren casi todas las semanas en EEUU) ni secuestros ni grupos ni crímenes de odio. Es uno de los países más seguros del mundo. Tampoco hay niños de la calle. No hay un solo niño cubano que no tenga maestro y escuela. Hay una cobertura universal y gratuita de educación y salud. Esto hoy nos parece algo sabido, casi natural: pero en muchos países es una utopía muy remota.

-Encuentros como este se han venido celebrando en diferentes regiones del mundo y siempre dejan un saldo valioso, fraterno, de unidad y comunicación. A finales de septiembre, en Nueva York, Bruno, nuestro canciller, se reunió con cubanos residentes en EEUU. Dijo en Twitter que ese intercambio era “muestra del indetenible proceso de fortalecimiento de los vínculos de Cuba con sus nacionales en el exterior” y reiteró la voluntad de Cuba de trabajar mediante el diálogo y la cooperación para establecer relaciones cada vez más fluidas. Dijo además que “quienes hoy dominan la agenda del gobierno de EEUU hacia Cuba intentan silenciar o anular las opiniones de muchos dentro de EEUU que se oponen al bloqueo y que favorecen una relación respetuosa entre ambos países, entre ellos la inmensa mayoría de los ciudadanos cubanos”.  

-Este trabajo que han venido haciendo durante años el MINREX y nuestras embajadas tiene un antecedente excepcional en el que hizo Martí con las comunidades de emigrados para fundar el Partido Revolucionario Cubano y preparar lo que él llamó “la guerra necesaria”. Y se sustenta, por supuesto, en la forja de la unidad conseguida por la visión abierta, limpia, antisectaria, de Fidel.

-Para terminar, me gustaría añadir una propuesta asociada a la Red de intelectuales, artistas y luchadores sociales “En defensa de la humanidad”, creada en 2003 por iniciativa de un grupo de amigos mexicanos, cuando Bush se preparaba para invadir Irak y en Miami había manifestaciones que gritaban “Irak ahora, Cuba después”. Esta Red tiene entre sus misiones influir en la opinión pública en torno a temas como la defensa de la paz, de la legalidad internacional, del medio ambiente, de todas las causas justas de este mundo.   

-La batalla de los cubanos contra el bloqueo y la política yanqui de hostigamiento se inscribe dentro de los temas esenciales que ha ocupado a la Red desde su fundación. Creo que las asociaciones de cubanos residentes en el exterior podrían respaldar los esfuerzos de la Red “En defensa de la humanidad” en un momento en que se hace cada vez más visible el ascenso de las tendencias fascistas, en que crecen el racismo y la xenofobia, en que, como decía al principio, los fundamentos mismos de la ONU están siendo ignorados y violados.

-Tal vez ya muchos de ustedes están vinculados a la Red, pero, de todos modos, si me dan sus datos, puedo enviarles la información básica sobre este movimiento, que es muy amplio, muy ecuménico, y de mucha importancia en estas circunstancias.

-Un abrazo a todos y muchas gracias.